Como un diseñador que ha atravesado todas las facetas del universo del diseño, y que ha empezado desde abajo hasta crear su propia firma, Cristián es un referente creativo en su país y en el mundo. Un diálogo rico y estimulante con esta mente creativa.

Por Paulina Terán. Fotos: Cortesía de Cristián Preece

A Cristián le gustaría, en el futuro, trasladar la experiencia del diseño a otras categorías, como una línea de muebles de retail o un libro. Pero, por ahora, está contento con lo que está viviendo en el presente. Me habla desde su living, en donde se ve mucho arte. Se destaca una obra de la artista Paz Lira (un fieltro tratado con ácido, que Cristián describe como un gobelino de 2020) y un cuadro de Bororo. De entre todas las posibilidades creativas, ¿cuál es su casa ideal? Lo describe (entre otras cosas) en esta amena conversación.


Has pasado por varias ramas y experiencias relacionadas con el diseño. ¿Cómo te gusta que se refieran a ti? ¿Diseñador, interiorista o decorador?

Yo estudié Diseño de Ambientes y Objetos (así se llamaba la carrera) y después hice un máster en Interiorismo. Hasta ese minuto de verdad no sabía que existía la especialidad en interiorismo; por lo tanto, ahí pasé a ser un interiorista y y empecé a entender el trabajo de una manera integral. Eso me aportó al tema de de toda esta capa que existe entre la arquitectura y el habitante; todo eso que está pasando ahí mismo: los revestimientos, la iluminación, los pavimentos, el muro y luego la decoración que, a mi juicio, se trata de disponer objetos en un espacio. Siento que si solo te centras en hacer una sola parte pierdes la experiencia total: si solamente soy diseñadora, hago una sola parte, si solamente soy decorador hago una sola parte, etc. Nosotros (Cristián Preece Experience Design) tratamos de abarcar las tres; a veces nos contratan solo para diseño, otras solo para decoración y otras para interiorismo. En mi equipo tengo arquitectos, pero que se enfocan en la arquitectura interior. El mundo ha avanzado, a mi a mi modo de ver, mucho hacia el tema de las especialidades. Nosotros nos hemos especializado en la parte interior más que en arquitectura como tal. Podemos hacer remodelaciones y trabajos básicos de arquitectura interior, pero no así un gran edificio.


Tienes 41 años y 15 de ellos los has dedicado al diseño. ¿Supiste siempre que querías dedicarte a esto?

Soy bien busquilla; cuando me gusta algo, empiezo a investigar y experimentar, siempre me gustó el arte. Cuando era chico hice actuación, hice un programa de televisión. Y en cuanto al diseño y la arquitectura, supe que me gustó este tema, aunque no sabía ponerle un nombre. Cuando era chico me gustaba reorganizar las cosas de mi casa; organizar mi pieza de distinta. Me daba cuenta de que, al hacerlo, empezaba a experimentar algo distinto. Me metía en mi casa y cambiaba los sofás de lado y mi mamá me decía: ¿Qué hiciste? Y yo le decía: No, es que me parece que así se veía mejor. Y quizás no se veía mejor, pero al cambiar los sofás de lugar a mí me pasaba algo. Ahora lo entiendo, en ese minuto no sabía qué me pasaba, pero algo cambiaba.
Más adelante, a los dieciocho entré a la universidad (hoy creo que es un error entrar tan chico a la universidad, porque uno no sabe nada) y estudié Arquitectura, gracias a Dios, porque me di cuenta de que no era lo mío. No llegaba a entender esa escala que era la que a mí me gustaba; la escala más micro, la de la textura, la del detalle; así que me cambié a Diseño de ambientes y objetos y me convalidaron variar ramas, por lo tanto no me atrasé mucho. Ahí me di cuenta de que sí era lo mío y fui feliz.


Has tenido una carrera impecable, de ascenso constante, paciencia, perseverancia y experiencia. Empezaste desde abajo en Empresas Socovesa hasta llegar a tener todo un equipo a tu cargo. Hoy tienes tu propia firma de diseño, Cristián Preece. Has mencionado antes que estás abierto siempre a la crítica y que eso te ha permitido crecer como profesional. ¿Cuáles son algunas de las críticas que te han forjado y que podrían serles útiles a otros profesionales de tu campo?

Pues todo parte de la tremenda escuela que tuve siendo empleado de una empresa tan grande como Socovesa que es dueña de varias inmobiliarias. Ahí aprendí muchísimo porque los porrazos, los golpes, eran fuertes. Por ejemplo, yo llegaba con alguna propuesta específica, fijándome, solamente lo estético y no en los costos, porque al principio, obviamente, no lo entendía y entonces recibía grandes críticas y me frustraba. O proponía algo y los constructores me decían que no podía hacerse y yo decía: ¿pero por qué no? Y me respondían: uno, porque es caro, dos porque no lo hemos probado antes, porque no sabemos cómo funciona, etc.
Otras veces sugería, por ejemplo, que pusiéramos puertas negras y me decían: Pero, ¿cómo se te ocurre poner puertas negras? Y, claro, yo llegaba a la casa y decía: ¡Para qué me contratan si no me van a hacer caso! Pero luego entendía que esas puertas negras no funcionaban, porque las habían probado antes y resulta que se rayaban muy fácilmente, etc. Entonces, aprendí que la arquitectura y el buen resultado no solamente dependen de una persona, sino de un equipo multidisciplinario; pero me costó prenderlo, fíjate. Y fue a golpes. Fueron golpes al ánimo, al ego. Entonces, uno de los aprendizajes es cruzar muchas informaciones; aprender de los constructores. Yo antes pensaba que me atacaban y obviamente que no me atacaban; ellos entendían algo que yo no. La la funcionalidad y aplicabilidad es otro gran aprendizaje finalmente la posventa, porque también uno a veces se emboba con algún material que no es práctico.
Aquí en Chile ahora está muy de moda la grifería del baño y en color negro y en Chile tenemos una cantidad de sarro en el agua impresionante y todas las griferías quedan blancas. O, por ejemplo, si estoy diseñando el lobby de un hotel, no puedo hacerlo en un material que sea muy delicado, porque se van a sentar trescientas personas ahí, se les va a voltear el café y lo van a manchar.


¿Cuáles son tus mayores fuentes de inspiración?

Yo creo que el viaje indudablemente es una de las plataformas de las que uno más aprende y estar con los ojos bien abiertos; no sé, ver los hoteles, en los restaurantes, entender, a lo mejor, como cómo se maneja ese código y ver que puede ser aplicado después al tema de la casa. También me gusta mucho ir a ferias. Me encanta Casa Cor en Sao Paulo, en Río Janeiro… creo que tienen exponentes increíbles, a mi juicio, ves diseño latinoamericano de muy, muy buen nivel. Creo que son muy sueltos en sus propuestas, incorporan el color de manera justa. En general, el diseño brasileño me inspira. La arquitectura japonesa también me enseña muchísimo del tema de lo justo, de lo limpio. También me inspiran arquitectos y diseñadores como Marcio Kogan, brasilero, o el recientemente fallecido, el diseñador francés Christian Liaigre. Me gusta mucho también el imprerio Armani: cómo ha logrado estar en la ropa, en hoteles, en la línea de muebles y cómo lo mismo que ves en el sofá, lo ves en la ropa; esa coherencia…
Además, no le tengo asco a nada. Antes la gente decía que Miami solo es shopping o playa, por ejemplo. Y la verdad que no: tienes mucho arte, tienes Winwood, etc. Y creo que uno puede inspirarse en cualquier lugar.
Cuéntame un poco del diseño como experiencia, concepto que manejas en tu firma.
El diseño va mucho más allá de un tema estético, de lo funcional y también de la experiencia que tienes en ese lugar. Pensemos en el rooftop de un hotel: un trago ahí cuesta tres veces más que en cualquier lugar y aunque tú sabes que ese trago lo podrías preparar en tu casa. En todos los proyectos, nos preocupamos del tema de la música, del tema del olor, de las texturas. Nos preocupamos de que puedas abarcar todos los sentidos y tener una experiencia en ese lugar. Tratamos de decirles a nuestros clientes: mira, aquí, en la noche, puedes poner una bandeja con unos vasos de esta manera, con un Bossanova, con una luz tenue, etc. No son solamente los muebles; es todo lo que pasa ahí.

La casa ideal según Cristián Preece…
En términos generales, el espacio ideal tiene que ser 100% funcional y que luego venga la estética y que represente 100% a la gente que va a habitar el espacio. Y, finalmente, que tome en cuenta el concepto de experiencia y que tenga mucho arte y a ese arte es importante darle prestancia, que luzca.
Yo uso muchos libros, por ejemplo, para elevar las piezas de arte o las esculturas, etc. En cuanto a la cocina, me gustan las cocinas cálidas, que sea un lugar en el que puedes estar. Yo tengo música en la cocina, parlantes. Tengo piso de madera. Me gusta que sean integradas en ese sentido, que no sea ese espacio inmaculado y frío. Me gustan las cocinas con cuadros, con cortinas, que sean parte de la casa, pero sin perder la función. El comedor es uno de esos espacios negociables para mí; creo que se los podría eliminar o ampliar la sala y comer ahí. Me he dado cuenta de que uno no usa el comedor todos los días. Comemos en la sala de estar o en la cocina. Destinamos metros cuadrados a un espacio que no usamos nunca y se ha vuelto un lugar demasiado formal. Mejor pensar en un comedor que sea como un segundo living, con una mesa suelta, con un karaoke…


En cuanto al living, ahí siempre invertimos: en el mejor cuadro, el mejor sofá, los mejores muebles, pero si ese espacio no se usa, no sirve para nada. Úsalo tú, úsalo para ti, ¿por qué esperar a que venga alguien?. Si te gusta ver televisión, ponla en el living. Si te gusta jugar con tus niños, pon un mueble ahí para guardar los juguetes, etc. Y, finalmente, el dormitorio ideal es un lugar muy relajado. Me gusta ver televisión en la cama… Aunque suene a cliché, el dormitorio tiene que ser el espacio de conexión al 100%. Tiene que tener tonos que te evoquen tranquilidad, no importa qué color sea ese para ti, da igual. Me encantan las camas que tengan hartos cojines, como con una onda súper hotelera, que te da ganas de tirarte un clavado ahí. Y también me gusta que el dormitorio tenga una pequeña salita, un estar, para sentarse y conversar: una sillita, una mesita o un espacio para estar no siempre echado en la cama.
Y, aparte de todos estos espacios, un lugar de la casa que me encanta es la terraza. Deben ser, a mi juicio, una extensión del espacio hacia afuera, de manera que se genere una continuidad y un segundo living hacia el exterior.