Caprichos, deseos íntimos y certezas marcaron la estética de esta casa en Guayaquil, en la que se construye una rutina marcada por la funcionalidad, el disfrute social y la calidez.
Por: Paulina Terán.
Fotos: Cortesía del proyecto
diseñadoras del proyecto
Las diseñadoras Marianella Zea y María Fernanda Guzmán de Peña se involucraron desde los planos de esta casa, para influir directamente en la manera en que se manejaría la distribución arquitectónica interior y la selección de acabados. “Tratamos de lograr un ambiente familiar, integrado y acogedor” dicen.
La casa está ubicada en Mocolí, rodeada de vegetación y ubicada justo al lado de un campo de golf. Para potenciar aún más la belleza natural de la zona se crearon jardines interiores verticales, generando inmediatamente ambientes acogedores y refrescantes, aptos para ser disfrutados sin límites, ya que los espacios en su mayoría son abiertos entre sí, para lograr un gran y único espacio social. La casa se destaca por su amplitud y sus generosos ambientes han sido distribuidos con inteligencia en sus aproximadamente 550 metros cuadrados.
El estilo que predomina en la decoración es el clásico contemporáneo y se dio prioridad a los materiales cálidos: mármol en los pisos, panelería de madera de nogal en las paredes y piedras en las columnas exteriores. La paleta de colores se logró con tonos neutrales cálidos, generando espacios atemporales.
Podría decirse, sin temor a equivocarnos, que el área más importante de la casa es el bar, el mismo que nació de un capricho genuino de los clientes, quienes buscaban un espacio que cumpliera con varias funciones a la vez. “Nuestro lugar favorito es la sala de T.V. y bar porque se integra con el exterior, tal como lo solicitaron nuestros clientes. Es un área completa con bar, televisión, terraza, sala y mesa de juegos. Se creó un espacio amigable y acogedor para ser usado todos los días por la familia o por las visitas” aseguran María Fernanda y Marianella.
En esta área, la mesa de vidrio se lleva toda la atención, ostentando un diseño de hierro con pan de oro y sillas modernas en tonos oscuros. La mesa es multifuncional, útil tanto para un café, como para juegos.
En el mobiliario también se percibe la tendencia a mezclar elementos poco convencionales, como el resultado de impulsos íntimos. Los muebles seleccionados tienen, en su mayoría, enchapes de raíz en estilos contemporáneos que permiten ubicar ciertos adornos clásicos en los ambientes. El buffete o aparador es una de las piezas que tienen acero con madera y poliéster, un diseño especial de Cesa Design. La mesa de centro también es una pieza especial, ya que nació de una idea que los clientes trajeron de uno de sus viajes. En el comedor, resulta agradable perderse un momento en el espejo de pared que se ubicó en esta área para lograr mayor profundidad. La lámpara del comedor tiene un estilo moderno y se importó específicamente para este espacio. Esta pieza deslumbra en el tumbado que ostenta pan de plata hecho a mano.
Y si hablamos de rupturas en el diseño, quizá la zona que más llama la atención es la del baño social. Su diseño es, sin duda, un riesgo con un resultado impactante. Esta área se logró gracias a una mezcla de estilos: “Tenemos un lavamanos moderno y un espejo clásico, de marco dorado. Fue una pieza que quisieron conservar los clientes porque tenía un significado importante para ellos” dice Marianella, satisfecha con el resultado final de una obra lograda perfectamente a la medida de los deseos de sus clientes.