Campos de lavanda, viñedos y habitaciones perfectas. Descubre esta propiedad, generosa en rincones tan bellos que parecen salidos de una película antigua.
Por: Paulina Terán
Fotos: Cortesía de Humbert & Poyet
Si buscabas el viñedo perfecto, no sigas buscando: es este. Diseñado por Humbert & Poyet, esta quinta de diseño contemporáneo se encuentra alojada en el corazón de La Provence. Se trata de Ultimate Provence, un extraordinario destino que es la combinación ideal entre comodidad y elegancia, creado para aquellos que buscan una experiencia diferente en esta icónica región francesa.
La misión de Humbert & Poyet fue, desde el comienzo, crear un lugar íntimo y magnético para acoger a los huéspedes de la zona y, aunque predomina el encanto típico de La Provence, los diseñadores buscaron darle un giro urbano a la creación, rompiendo algunos de los códigos tradicionales de lo que significa un pueblo vinícola.
El dueto respetó los requerimientos básicos de su cliente, logrando un equilibrio entre funcionalidad y estética. La combinación de materiales naturales contemporáneos, como el concreto, con elementos más nobles, como el roble envejecido, el mármol, el latón y el cuero le dio un carácter único a esta quinta. Los espacios de interacción fueron pensados para atraer a los huéspedes. El azul egeo que adorna las paredes (que antes tenían un color bordeaux) está en perfecta armonía con el latón de las luces y candelabros, creando un contraste vívido entre los colores y los materiales, complementados por las líneas urbanas y la cálida atmósfera de la iluminación.
El flujo de la luz y las perspectivas abiertas juegan un rol importante en la creación de profundidad y el énfasis que se les da a los volúmenes en el espacio. Puertas de metal brillante y manubrios de latón distinguen las distintas áreas: la cava, el cuarto de catas y el restaurante están enlazados por un hilo invisible que genera inconmensurable fluidez y suavidad visual.
Para la creación de esta quinta, Humbert & Poyet tomaron su inspiración de los paisajes del Sur de Francia: roble envejecido, terciopelo, texturas y latón, con notas de salvia y sepia, colores característicos de La Provence, su suelo y sus infinitos viñedos. El escenario posee un tipo de belleza que puede describirse como cinematográfica y parece que en cualquier momento aparecerá una pareja caminando por los viñedos tomada de la mano. La paleta escogida más el techo ocre crean un marco perfecto para resaltar la belleza natural de los paisajes de la zona. La selección de materiales naturales y orgánicos fue útil para despertar un espíritu moderno e insertarlo en el gran escenario natural de la zona, a los que se accede gracias a grandes espacios abiertos, estratégicamente ubicados a lo largo de toda la casa.
En cuanto al lobby, este fue diseñado para ser acogedor, pero también sofisticado, gracias a la combinación de materiales como la madera de árbol de la lluvia (también conocido como samán o campano), creando un espacio tan cómodo como funcional. El terciopelo colorido crea una atmósfera dinámica, en la que el punto focal es la chimenea. Cada área de descanso reposa sobre el parquet sólido de roble, espacios íntimos, muebles de mitad de siglo que interactúan con piezas icónicas de diseño. El interior del bar y la librería fueron diseñados con caña y roble envejecido, el mismo que contrasta con la chimenea de latón. Así, el lobby, el lugar más importante de toda la propiedad es su terraza. Su estructura IPN, cubierta con ramas, fue creada para que los visitantes puedan disfrutar de un momento de relajación bajo la sombra. Los sofás fueron decorados con cojines que reflejan la inspiración predominante de la casa.
Se convierte en el primer lugar en el que los huéspedes son invitados a disfrutar de una buena copa de vino.
El restaurante solía ser un espacio sumamente oscuro, por lo que darle luminosidad fue, lógicamente, el principal objetivo al redecorarlo. El azul le da calidez y elegancia al mismo tiempo y permite que se distingan los materiales.
En cuanto a las habitaciones, estas se inspiraron en el encanto natural de la zona, y en ellas se usaron colores naturales como el frambuesa; se integraron, además, papel tapiz de fibra, característico de Provence. La iluminación natural de los cuartos genera un ambiente que, innegablemente, llama al romance, a pesar de no haber sido diseñados dentro del estilo romántico, como tal.
Pero, sin duda, el lugar más importante de toda la propiedad es su terraza. Su estructura IPN, cubierta con ramas, fue creada para que los visitantes puedan disfrutar de un momento de relajación bajo la sombra. Los sofás fueron decorados con cojines que reflejan la inspiración predominante de la casa. Al salir, un campo de lavandas y un camino de olivos son la cereza del pastel que conducen a la magnífica piscina, cerrando por lo alto la experiencia que significa visitar esta propiedad inolvidable.