La palabra danesa hygge puede traducirse como “lo cálido”, pero lo cierto es que es mucho más, denota la creación consciente de ambientes acogedores para cultivar el bienestar, algo así como un secreto para la felicidad que se basa en lo simple, en lo armónico, en lo bien hecho y en la paz que llega de la mano de las cosas más pequeñas o insignificantes. Se podría tomar al pasar, pero Dinamarca es líder en materia de felicidad, no en vano ocupa el tercer lugar del ranking 2018 elborado por la ONU. Así, muy en boga en materia de decoración desde hace un par de años, “hygge” fue el concepto que se imprimió en cada espacio de este hotel en el que abundan los espacios gratos y placenteros, y en los que el diseño escandinavo juega un rol fundamental, logrando ambientes que buscan que los huéspedes se relajen y disfruten de un entorno acogedor. Ubicado en el distrito Toison d’Or, en Bruselas, el Hotel Hygge se emplaza en lo que fuera un antiguo edificio de oficinas de la década de 1980, una mansión urbana
y dos nuevas estructuras. Una combinación atípica que el interiorista belga Michel Penneman, autor de los hoteles White, Pantone, Vintage, Zoom y Yadoya en Bruselas, logró convertir en un “todo”.
Para lograrlo, eligió materiales nobles como madera, lana, cerámica, y muebles y accesorios de líneas simples, poniendo el foco en los grandes nombres de la historia del diseño escandinavo como Georg Jensen, Marimekko, Gubi, Verpan o Louis Poulsen y también en los talentos menos conocidos como Hakola, Karup, Pythagoras o Skagerak. Sencillez, minimalismo y funcionalidad, características clave del movimiento que surgió en la década de 1950 en los cinco países nórdicos: Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia y Dinamarca, se hacen presentes en cada rincón del hotel.
El resultado: la simplicidad, la calidad de los materiales y la iluminación suave ayudan a crear un ambiente único y acogedor que busca que los huéspedes se olviden que están en un hotel.