Esto no pasó de la noche a la mañana. Esta casa residencial, ubicada en la Vía Samborondón, Guayaquil, se fue transformando de a poco, en armonía con los gustos de los dueños de casa, una pareja de casados con hijos pequeños: una niña y un niño.
La transformación inició en la ante sala, la sala y el comedor, para al año siguiente dar el gran paso hacia el dormitorio máster y luego a los cuartos infantiles.
La casa de dos pisos en un principio tenía un diseño muy plano, todo era demasiado similar, por lo que Denise Kuri quiso darle un toque moderno chic, jugando con las líneas rectas, los colores claros como el blanco, y mezclarlos con toques metalizados y nude, combinados con grises y un toque de amarillo. Las cortinas y la elección de las lámparas le aportaron la dosis justa de elegancia.
Un factor importante es que en esta propuesta fue posible reutilizar el mobiliario, cambiándole el rostro con los tapices adecuados. Por ejemplo, en la sala principal se reutilizaron los sofás, haciéndolos a dos cuerpos: uno de tres y otro de dos, jugando con el metalizado neutro, entre beige y gris. Se complementó con un canapé nuevo y una butaca. El toque de color está en los cojines, las alfombras, los adornos y el cuadro, elementos sustituibles que cambiándolos le pueden dar otro rostro al espacio sin la necesidad de retapizar toda la sala. Una pieza icónica: la mesa de mármol blanco con patas de hierro forjado.
En la antesala destaca una consola de granito con espejo. El granito se muestra de nuevo en el comedor de ocho puestos, con un detalle de madera en color plateado y base de color wengue, que combina con el marco entre sala y comedor. El complemento ideal, las sillas en nude.
En este rincón el ‘detalle’ se encuentra en el tumbado en el que el desnivel está forrado con papel tapiz, marco de una delicada lámpara de cristal.
Denise jugó con el diseño de las ventanas, apostando por cenefas en color nude con tachuelas y visillos de lino con rayas muy delicadas a tono. Las telas en color rosa dan el toque delicado y glamoroso. Todo en fusión con las paredes blancas, incluso la luz intermedia proyectada través de lámparas tipo chandelier y dicroicos dimerizables. ¡Muy romántico!
El dormitorio master es toda una sorpresa con su diseño tipo hotel. “La pared es gigantesca y tiene un marco de gypsum que permitió que el espaldar de la cama sea de gran tamaño, dividido en tres partes, capitoneado de terciopelo nude, que permite resaltar la base dorada de la cama”, cuenta Denise.
Las pinceladas de un diseño exquisito se sienten en los vela- dores con enchapé seike, que tienen un wash de blanco con gris más patas doradas, súper modernas. Las agarraderas, tipo hueso, tienen forma de flor. La coqueta fue personalizada. Se priorizó en darle luces y varios cajones para guardar todos los maquillajes de la dueña de casa.
La reinvención de esta casa estuvo marcada por revalorizar el mobiliario que ya tenían, hacer una compra minuciosa de los adornos y alfombras, la puesta en escena de cuadros de pintores ecuatorianos como Tábara, Arauz y Ramírez y la elección precisa de tapices en telas tan exquisitas como el terciopelo, el lino metalizado y la microfibra. Todo para crear un ambiente con alma.