Aunque en los últimos años el arquitecto Hernán Edwards estuvo enfocado en un sistema de construcción modular que desarrolló en búsqueda de una solución que privilegiara espacios y materiales con historia, un mix entre la casa industrializada y la personalizada, en su último proyecto, ubicado en el sector de Zapallar Norte, en Chile, hizo una apuesta diferente. El primer nivel de la casa es de hormigón y, el segundo, fue realizado con módulos de estructura metálica y forrado en madera de raulí reciclado, que fue cepillado, lo que se diferencia con otras casas diseñadas por el arquitecto, quien ha sido proclive a dejar la madera en su estado natural. Los requerimientos no eran los usuales de una segunda vivienda, ya que la casa no se ocupa solo los fines de semana, sino que hay oportunidades en que las estadías se alargan.
Además, no siempre se usa por completo. Tomando en cuenta lo anterior y aunque se trata de una casa amplia, de más de 300 metros construidos, en un terreno de dos mil 500, fue proyectada con la intención de que pudiera vivirse de distintas maneras y que “creciera” , dependiendo de las necesidades familiares. Así, cuando su dueña va sola, solo usa el segundo nivel, al que se accede directamente, sin tener que subir o bajar escaleras, y que cuenta con un dormitorio principal, un estudio y un espacio de estar abierto, donde se encuentra la cocina.
En el primer nivel, en tanto, hay tres dormitorios y dos baños, aparte de una entrada propia, lo que permite absoluta independencia y la posibilidad de olvidarse de estos espacios si están desocupados. “En términos de eficiencia, como el calor sube, si se calefacciona el segundo piso, no hay problema de pérdida de calor”, cuenta el arquitecto, quien desarrolló el proyecto durante el 2016. Respecto a la orientación, comenta que esta tiene que ver con las vistas, lo que no coincide con el asoleamiento ideal y eso lo suplen los siete tragaluces del segundo piso. “Son claves por un tema bioclimático, ya que reciben muy bien al sol de invierno y además, en la noche, permiten una increíble visión de las estrellas”, dice. El arquitecto diseñó también algunos muebles interiores, como el librero que rodea la escalera y el espacio donde se encuentra la chimenea. Este se transforma así en un proyecto muy personal que es fiel a los intereses del arquitecto y a la flexibilidad con la que cuenta al momento de proyectar.