La diseñadora guayaquileña Mariella Caicedo experimenta con la luz, la naturaleza y elementos de diseño en grandes dimensiones. Busca llevar este juego de proporciones a un nuevo e interesante nivel y generar una atmósfera intermedia entre la extrañeza y la familiaridad. POR: PAULINA TERÁN. PRODUCCIÓN: CARLA MURTINHO. FOTOS: RAÚL SOLIS.
Ubicada en la vía Samborondón, esta casa en Guayaquil fue pensada para aprovechar las delicias del clima tropical y para captar la luz que suele ser abundante durante todo el año. ¨Me gusta introducir elemnetos de la naturaleza en los espacios; aprovecho al máximo la luz. Los espacios claros son mi especialidad; trato de conseguirlos, aunque tengamos una ventana pequeña¨comienza por expliacr Mariella. Ella se incorporó al proyecto desde el comienzo. Ëmpecé a trbajr desde que se puso; diseñé los tumbados, las paredes, escogí la perfilería, me involucré en todo el proceso.
Algo que estoy haciendo mucho actualmente es decorar las casas desde la etapa gris. Me gusta que la dcoración vaya cogiendo la forma que visualizo desde los acabados de las viviendas, así voy decoando el caparazón que voy a llenar mis ideas y creaciones. En este diseño particular me apoyé en la excelente arquitectura de Paola Caicedo y en ese sentido tuve la labor más fácil.
Ella incluyó mucho vidrio, jardines integrados a la casa, mucho verde y áreas cómodas con espacios funcionales. La vivienda ya era perfecta así, al introducir el mobiliario lo complementé¨recuerda. Esta propiedad tiene 600m2 de construción, cuatro dormitorios, un family room, dos salas comedor y una terraza. Dentro de sus materiales principales se destaca el mármol; en el piso lucen lastars de 2.60m x 1,40m en totons oscuros, para que fueran compatibles con la gama escogida poe Mariella para esta vivienda: ¨Quería una casa en tonos grises y blancos con acentos en negro¨explica. Al estar Mariella involucrada desde una etapa temprana en el proceso, pudo controlar varios aspectos del diseño y el resultado fue tremendamente satisfactorio:
¨La verdad que en esta casa no hay espacio que no me encante, cada área tiene su personalidad y su toque especial. Ese siempre ha sido mi propòsito: que cada lugar tenga su estrella y que las personas sientan en cada rincón decorado que están viviendo en espacios agradables y acogedores¨comenta.
La casa se mueve dentro de los cánones modernos, con líneas simples y pocos elementos en comparación con la dimensión del lugar. El arte también forma parte elemental de la decoración y es una mezcla de estilos y tendencias que genera un discurso potente. Se escogieron muebles sobredimensionados. “En lugar de crear una composición de muebles pequeños para llenar los espacios, quise poner unos muy grandes para que sean proporcionales al área. Por ejemplo, en la sala los sofás principales miden 3.20 metros y son muebles de entre seis y ocho puestos, algo que comúnmente no se ve.
La mesa de centro también tiene dimen- siones extra grandes. Quería que hubiera pocos elementos; pero que estos fueran imponentes e importantes” dice Mariella.
En cuanto a las piezas de arte escogidas, la diseñadora confiesa:
“Siempre he buscado ayuda de conocedores de arte. Eliana Hidalgo es una excelente asesora y me ha ayudado a enamorarme de todo lo que este mundo de gente extraordinaria ofrece. Hay obras de artistas ecuatorianos y también de artistas brasileños y argentinos. Cada cuadro cuenta una historia”. Llama también la atención el espejo sobre la mesa de recepción, en el que se lee la frase de un reconocido poeta francés.
En cuanto a los dormitorios, la habitación master es, por supuesto, completamente distinta a la habitación de la hija:
“Son estilos opuestos porque son para personas en dos etapas distintas de vida y, por ende, quiero lograr definitivamente sensaciones distintas. En el master se quería crear esa sensación de limpieza, como de un hotel, con muebles extra grandes, para que, cuando lleguen los dueños, sientan paz. Usando colores claros y homogéneos, consigo esta uniformidad para generar calma visual” explica Mariella.
Así, la diseñadora logra crear una casa en la que mobiliario y accesorios se convierten en hipérboles que consiguen colocar a sus habitantes en un espacio de máxima comodidad, a tal punto que sienten, por un momento, que están en un hotel cinco estrellas: mimados, abrazados y rodeados de perfecta y cuidadosamente seleccionada belleza.