Un azul profundo, cielo y mar, se pinta en los ventanales piso-techo que inundan toda el área social. Un espacio que está encantadora- mente decorado con motivos, piezas, texturas, colores y mobiliario que evocan la quietud y la magia del paisaje exterior.
El espacio es de 200 metros cuadrados, en los que se extienden dos áreas de sala, comedor, bar, tres dormitorios, dos y medio baños y el área de servicio.
Su autor es el arquitecto Daniel Muñoz, quien definió un concepto de arquitectura interior de línea contemporánea, usando colores neutrales y claros que “evocan una sensación de paz”. Las maderas, los metales y los textiles crean un halo de calidez propio de la playa. Este es un verdadero departamento veraniego.
Por donde se mire se siente la fuerza de los tonos tierra, o más bien arena, que se funden con otros tonos piedra y contrastan con blancos puros en paredes, imponentes floreros, sillas y tapices. Hay una sensación rústica, impuesta por el diseño del piso y por el protagonismo de materiales crudos, como la mesa de madera de una de las salas, totalmente desenfadada e irónicamente elegante.
Algunas piezas icónicas son el divisor de ambiente, escultural- mente diseñado en madera. También están las grandes impresiones colgadas en la pared y esa increíble lámpara de techo con forma de coral que se desborda en el centro de una mesa de vidrio circular.
“Los muebles, alfombras, lámparas y accesorios fueron escogidos cuidadosamente casi todos en Casa Veranda”, cuenta Daniel.
En los dormitorios se sigue la tendencia de crear impresionantes cabeceras de cama; en este caso, con marco de madera y grandes espejos, que producen un efecto que extiende los ambientes. Aquí prevalecen los tonos arena y blancos, logrando espacios ideales para descansar.
Este departamento es la fantasía de cualquiera que se defina como amante del mar. Cada rincón está creado para ser y estar, para aquietar la mente y fundirse en la grandeza natural. ¡Es perfecto!
Por: Gabriela Valenzuela.
Producción: Carla Murtinho.
Fotos: Joshua Degel