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En Quito, ¡ENCANTO RÚSTICO!

El tono del diseño interior de esta casa está marcado por su arquitectura, obras de hija y padre, Andrea y Patricio Falconí. Con una extensión de 480 metros cuadrados, todo apuntó al deseo de recrear el ambiente de una casa tipo colonial con jardines internos.

La vivienda está rodeada de naturaleza y con suerte se pudo dejar muchos de los árboles que existían antes de construir, lo que le da la apariencia de estar años en el sitio. Tres de esos árboles se dejan ver desde cualquier parte de la casa.

Con una atracción innata por el exterior, el patio interior es el corazón del lugar y el que detonó durante la construcción las alturas del aérea social. Los techos son altos, de madera vista y permiten expandir con equilibrio la luz natural que entra por los amplios ventanales. “Se dejó un espacio desde que fundimos el piso, quedando un hueco de 240 x 240, pero no fue hasta el final que, gracias a nuestro paisajista, Isidro Calisto, nos decidimos por un higo, que ahora, seis mese más tarde, nos está dando sus primeros frutos”, cuenta Andrea, que además de diseñadora es la dueña de casa.

El interiorismo es una mezcla de escandinavo y shabby chic (decoración que tiene su origen en la época de las grandes casas de campo de Gran Bretaña y que consiste principalmente en mezclar elementos antiguos con modernos). Hay mucho material natural, y una mezcla de muebles antiguos con tapices de tonos intensos y paredes con mucho color y diseño.

El estilo rústico, especialidad del arquitecto, prevalece median- te el uso de materiales como el hierro y el ladrillo en su estado natural, lo que le da un toque moderno.

Todos los muebles tienen historia, pues son heredados, regala- dos o restaurados. A los antiguos se los mezcló con tapices nuevos y modernos que se importaron de Inglaterra. En los dormitorios, para que acompañen la vista del jardín, se recurrió a papeles de animales con mucho color y diseño. El baño social está lleno de vida con un tapiz de flores de mil colores.

En el porche se usó un mosaico hecho a mano por artesanos locales enmarcado en piedra natural, creando un efecto cálido, ¡hermoso!

En esta casa cada pieza, cada rincón, es protagonista. Una mezcla exquisita para causar la sensación de estar cómodo y relajado en el campo, con toda la espectacularidad de la modernidad y sus riesgos.

Andrea Falconí, estuvo al frente del diseño de la obra
NOS DELEITAMOS CON LA SENSACIÓN DE CAMPO, FRESCURA Y QUIETUD, EN MEDIO DE UNA ARQUITECTURA DE LÍNEAS CONTEMPORÁNEAS PERO EVIDENTEMENTE ENRIQUECIDA POR LO RÚSTICO. UN PRECIOSO PATIO INTERNO MARCA LA TÓNICA DE CADA RINCÓN.

Por: Gabriela Valenzuela. 
Producción: Diana Contag 
Fotos: Soledad Rosales.