SENSACIONES EN LA ARQUITECTURA

Este proyecto inicia con dos familias que deciden comprar un lote para hacer cada uno su casa, con arquitectos diferentes. Lo interesante es que en conjunto se crearon parámetros y lineamientos para que, independientemente, cada casa se beneficie con los requerimientos de la otra.

Agustín Villacreces, arquitecto de la obra.

En caso de la casa CT, obra del arquitecto Agustín Villacreces, se respondió a una serie de necesidades de los dueños: ganar la mayor cantidad  de área verde hacia el jardín posterior y cumplir con un esquema funcional acoplado a su vida diaria. Estos criterios se conjugaron con la necesidad arquitectónica de lograr un juego de volúmenes para conservar los niveles naturales del terreno y la vegetación como parte de la composición de la casa. Para Agustín, esta fue la oportunidad de “rescatar sensaciones en la arquitectura”. “Es por esto que la casa responde a una síntesis del núcleo familiar donde todos forman una unidad, representada por un cubo donde los vanos nos muestran el abrazo familiar en cada fachada de la casa y a su vez estos espacios se conjugan con la vegetación que simboliza la vida y sus emociones. De esta manera se determina esta área como el espacio íntimo que contiene dormitorios y el estar familiar. Su caracterización en hormigón hace que este núcleo represente la solidez y el apoyo entre padres e hijos”. El cubo de hormigón se asienta sobre el terreno y un zócalo de madera que contiene la planta baja. Estos elementos no dejan de tener un significado en cuanto a lo que representan: el terreno, las bases sólidas, las raíces y costumbres familiares. Y la madera, que representa a los diversos agentes externos de la vida fa pero que tienen mucha importancia- y en los que uno encuentra apoyo. De esta manera, los ambientes que envuelven este espacio son las áreas sociales como sala, comedor, cocina y las áreas exteriores como bbq y sala de juegos.

FUNCIONALIDAD AL MÁXIMO

La arquitectura de la casa CT cuidó al máximo la conexión de los ambientes para lograr una obra funcional. Por ejemplo, la sala y el comedor no se hicieron tan grandes por su bajo uso diario. La cocina se relaciona directamente con el comedor y con el bbq ya que por logística funcionan adecuadamente. La sala de juegos se concibió con cierta independencia para mitigar el ruido. Se contempló la conexión del parqueadero con la cocina, pasando por la alacena y la lavandería, y la implementación de un ducto de ropa sucia entre planta alta y lavandería.

La intención de asentar el cubo de hormigón sobre la plataforma fue que el dormitorio máster tuviera salida directa al jardín.

MATERIALES Y CONTINUIDAD

Adentro fue importante para el concepto arquitectónico mantener una continuidad por lo que el hormigón sigue siendo protagonista. La madera permitió delinear detalles y volúmenes.

Un espacio clave fue la escalera armada en tol. Se despliega hacia la planta alta junto al gran ventanal logrando un interesante recorrido. Elementos como la chimenea y el bbq le son fieles al hormigón que se complementa también con incrustaciones o recubrimientos en tol. “Vale recalcar que el trabajo en equipo fue indispensable en este proyecto tan singular, tanto mano de obra calificada y un excelente equipo de construcción, así como la decoración de la arquitecta Glenda Tamayo, como dueña de casa”, cuenta Agustín.

Tras esta obra, su reflexión como profesional es la importancia que cobra el diseño en sinergia con la familia, que resulta en una suerte de apropiación de los espacios para su concepción. Una dinámica que materializa sueños y le da esas sensaciones únicas a la arquitectura.