En un entorno privilegiado, con preciosas vistas a la cordillera, en este departamento hay una jugada, una apuesta por lograr ambientes cálidos y modernos, sin dejar de lado la elegancia de los clásicos de siempre. Cada espacio, un lugar pensado para disfrutar de la estética y, por supuesto, de momentos con la familia y los amigos.

Por: Catalina Plaza S. Fotos: Matías Bonizzoni S. Producción: Carmen Dussaillant H.

Recién casados, llegaron a vivir al departamento y desde entonces han afinado cada detalle para que su casa se transforme en el mejor lugar para recibir a los amigos y a la familia. Espacio hay para todos.

El arquitecto y propietario cuenta que una de las características que más los entusiasmó de este proyecto fue que posee los mismos recintos que un edificio tradicional, pero distribuidos en la cantidad de metros acorde a sus necesidades, algo así como contar con todos los espacios que ofrece un departamento de alto estándar, pero a la medida de un matrimonio joven que le gusta que su casa se transforme en centro de reunión.

Desde la entrada, este departamento sorprende por un hall que, con su doble altura (5 metros y medio), es la mejor bienvenida gracias a las dos enormes mantas traídas de África y mandadas a enmarcar; una cálida alfombra, los jarrones, la preciosa palmera de areca y los dos budas de bronce traídos de Indonesia.

Al abrir la puerta, en la entrada, una cómoda antigua, y sobre ella, una Virgen de Camila Valech y un grabado de Roberto Matta.

La doble altura vuelve a imponerse en el living, rasgo al quese le sacó el mayor partido con el gran mueble en obra. Aquí el color azul es el invitado de honor y le entrega elegancia al espacio en el que destaca la mesa de centro de mármol y el sofá, los sillones y las mesas, lo mismo que las lámparas antiguas que solo necesitaron nuevas pantallas. “Somos súper clásicos en algunas cosas. Es un tema muy personal, pero un departamento muy contemporáneo, muy nórdico o muy blanco me genera poca calidez y poco tiempo hacia atrás. Me gustan las cosas con historia, porque tienen detalles, como los muebles antiguos que se hicieron con preocupación, eso creo que le da valor”, comenta su propietario respecto los criterios que lo guiaron junto a su esposa al momento de decorar el departamento. Las referencias también las encontraron en revistas o en ciertos sitios en Internet, ya que les encanta el tema. La idea no era “copiar”, sino encontrar inspiración y así mezclar los estilos que más los representan. 

A un costado del living se encuentra el comedor que, aunque está en sintonía con el resto de la decoración, apuesta por un look más sofisticado, dado esencialmente por los muros negros. Destacan las obras de los artistas Totoy Zamudio y Rosel Bru y la lámpara de cobre. 

El recorrido continúa por la cocina y la sala de estar, para luego subir al segundo piso en el que se encuentran los 3 dormitorios. En el principal nuevamente se nota el interés de la pareja por la estética. Sobre la cama destacan dos cuadros de Rosario Green y sobre los veladores, las lámparas “Dama” de Philips.

Para terminar, la gran sorpresa la entregan los 100 metros de roof top para una gran terraza, el quincho y la piscina y, lo más importante, una vista privilegiada para definitivamente aprovechar el lugar y relajarse un buen rato.