Cuando el diseñador de interiores y dealer de arte colombiano Juan Carlos Arcila-Duque vio por primera vez este departamento ubicado en Bay Harbour Islands, en Miami, supo de inmediato que había una conexión especial entre él y su nueva residencia. “Fue construido el año que nací, 1966, y tiene el nombre de una de mis ciudades favoritas, London. Fue una compra instantánea”, dice.
Amplio y luminoso, con espectaculares vistas al mar y un tranquilo canal, el departamento fue pensado como uno de los dos penthouses que los constructores originales del edificio reservaron para su uso personal. El sitio está repleto de detalles que revelan la sensibilidad modernista de Miami en los años 60, desde sus puertas y herrajes, a la chimenea decorativa o la lanilla de oro en las molduras, todo restaurado y mantenido por Juan Carlos. “Lo único que cambié fueron los pisos, que eran color durazno y no iban con mi personalidad”, cuenta.
En su habitación, puso pisos de madera con el mismo patrón que se encuentran en el Museo del Louvre. “ Odio levantarme y poner los pies en pisos fríos”, acota. En las áreas comunes, baños y cocina en tanto, usó para el piso un gran formato de Carrara Lappato Mate. “Quería limpieza absoluta, para que el arte y las personas fueran los protagonistas”.
Luego de diseñar espacios para la familia Cisneros en Miami, la archiduquesa Francesa Thyssen Bornemisza en Jaimaica, y casas de coleccionistas de arte en diferentes lugares del mundo, Juan Carlos ha decidido que lo mejor es dejar su propio departamento como una tela blanca donde pueda jugar continuamente con muebles, objetos y, por supuesto, obras de arte. Así, el penthouse no se ve nunca igual, no importa cuántas veces se visite. Él lo llama “mi laboratorio”. “Busco siempre favorecer las piezas de arte que cuelgo. Por eso creo ser muy neutral”, explica. “No soy muy amigo de las fantasías ni del maximalismo. Creo que la decoración de un espacio debe ir de la mano de la arquitectura de la propiedad. Amo los espacios antiguos y vividos, los encuentro más fáciles de decorar”. Uno de ellos es su propio hotel en Cartagena de Indias, Casa del Coliseo, que ocupa una preciosa casa colonial en el centro histórico de esa ciudad. Ahí, una vez más, el arte tiene un papel protagónico.
En el 2000, Juan Carlos se trasladó de Nueva York a Miami donde, hace dos años, fundó The Art Design Project, una plataforma de curaduría que conecta artistas con marcas de lujo como Fendi Casa, Armani y Polrona Frau, o exclusivos clubes como Soho House. “Nuestra plataforma on line y sociedad con 1stdibs es también muy efectiva y nos permite expandirnos a lugares lejanos sin mantener una galería física”, señala.
Al momento de esta entrevista, el diseñador se encontraba en Barcelona, donde presentaría una espectacular exhibición de fotografías de Horst P. Horst con personajes como Yves Saint Laurent o Marella Agnelli posando en sus casas. “Para mí, una pieza de arte dicta lo que un espacio puede llegar a ser, y por eso es importante invertir bien”, advierte. “Sé que es una respuesta habitual, pero el arte me interesó desde pequeño. Siempre me inspiró a ser organizado y pulcro, a ver el lado más bello de las cosas. El arte debe sacarte una sonrisa o provocar una interesante conversación, pero, por sobre todo, debe dejarte admirado por su belleza”, concluye.