Diez meses duraron los trabajos de remodelación de esta casa que,  si bien estaba muy bien emplazada en el terreno, privilegiando la orientación norte, con los años había sufrido transformaciones que no se adaptaban a las necesidades de sus nuevos dueños, un matrimonio y sus cinco hijos, quienes buscaban espacios más amplios, luminosos y terminaciones acorde a la arquitectura contemporánea.

A cargo de las arquitectas chilenas María Isabel Videla y Constanza Fresno, el proyecto se realizó en 2015 y contempló la ampliación de algunos espacios y la eliminación de otros.

La decoración estuvo a cargo de la dueña de casa, quien aprovechó todos los muebles que ya tenía, adaptándolos a los nuevos espacios y sumando solo lo estrictamente necesario. Con una buena base, en la que el arte y ciertas antigüedades son protagonistas –gracias a muchas obras heredadas–, el resultado entrega la dosis justa de sofisticación. Todo en su justa medida. En la entrada destaca una mesa de madera que antes usaron como comedor y que encajó perfectamente en el espacio donde se encontraba un baño de visitas antes de que la casa fuera remodelada. Sobre ella, una colección de libros de arte y una gran muñeca de madera. El rincón da la bienvenida a un hall de distribución donde llama la atención un antiguo Kakemono, dos sillones y esculturas de Marta Colvin y Lily Garafulic. A continuación, el living y el comedor separados por un muro que fue incorporado en la remodelación, reemplazando una chimenea, y donde se abrieron diversos nichos. En este espacio hay dos obras de arte, ambas muy especiales, ya que se trata de un óleo y otra en base a bloques de madera pintada. El gran protagonista del living, sin embargo, es el antiguo biombo japonés que permaneció a la abuela de la dueña de casa. En el comedor, destaca la lámpara de lágrimas y las obras de artistas como Ximena Rojas, Samy Benmayor, Omar Gatica y Guayasamín.

Siguiendo con el recorrido por el primer nivel, se encuentra la cocina, que fue ampliada y hoy se ha transformado en un espacio muy relevante donde la familia toma desayuno todos los días y donde se almuerza y come, incluso los fines de semana. La gran mesa de madera es el centro de operaciones. Destacan las sillas Vienna, la lámpara de mimbre y los platos Portmeirion que se encuentran en la pared y que le dan un aire especial al lugar en conjunto con las fuentes de madera.

En el primer piso también se encuentran las piezas de los niños, una de visitas y una salita. En el segundo nivel, en tanto, un escritorio, el dormitorio principal, otra salita y la pieza de la única hija mujer de este matrimonio. Termina el recorrido y en medio del silencio, la luz que entra por los ventanales del living y las vistas al lindo jardín, uno se despide feliz.