La dedicación con que se planificó esta casa se respira en cada uno de los espacios que la conforman, las fotografías del fondo marino que son protagonistas del living, el bote y los múltiples cojines de la terraza, los toques justos de azul… todo muy bien pensado. Detrás de cada uno de estos detalles está Mildred Carter, decoradora con gran trayectoria que nos abre orgullosa las puertas de esta casa ubicada en Marbella. “Tenía clara la idea de lo que quería, fui acumulando muchas cosas; en el momento en que nos cambiamos, fui descubriendo muchas cosas que había comprado, pero de las cuales no me acordaba. Me vine con la casa vacía, solo las camas puestas y al otro día llegó la mudanza. Primero instalamos los muebles, armamos los camarotes e instalamos todas las luces con el eléctrico. Siempre trabajo así, pero esta es mi casa, entonces uno le pone el alma. Me tomé todo el verano para dedicarme en un cien por ciento”, cuenta entusiasmada la diseñadora.
El trabajo comenzó hace dos años, porque Mildred tomó decisiones respecto a la arquitectura desde el primer día. Entre las más importantes destaca la decisión de conectar la salita con el jardín, lo que genera una práctica independencia para sus hijos. La diseñadora también se preocupó de que en la pieza de los niños cupieran seis camas y de que éstas no interfirieran con la apertura de los closets, por lo que quedaron del tamaño ideal y pasaron la prueba de fuego el último verano en que la casa se llenó por completo. En el segundo piso, en tanto, se privilegió la privacidad de los dueños de casa y, usando el techo, se incorporó otra terraza. Respecto a las terminaciones, destacan las vigas a la vista pintadas al albayalde y el muro de piedra del living, donde se encuentra la chimenea; también el del comedor, que fue cubierto en madera con tablones que generalmente se usan como revestimiento de suelos. En el exterior, en tanto, en otro muro de piedra, se encuentra la parrilla y el horno de barro.
A las acertadas terminaciones se suma una decoración que mezcla lo que normalmente se entiende por estética playera, por la presencia del color azul y ciertos elementos que se relacionan con lo marino, con otros más sofisticados. “Quería algo muy neutro para darle color con los cojines, que son los que uno puede ir cambiando. Todo está dentro de la gama de los celestes y los grises”, explica. Otro elemento a destacar son los anchos y profundos sofás y el barco, que separa el living del comedor. La mesa del comedor también llama mucho la atención y tiene una historia singular. “Fui a elegir un árbol a una barraca del centro, opté por este ciprés brasilero, y luego mandé a hacer la mesa”, cuenta. La lámpara de cachos de ciervo, en tanto, también fue mandada a hacer por la diseñadora. Siguiendo con el recorrido, el segundo piso de la casa es envidiable: absoluta privacidad para los dueños, amplitud y nuevamente la dosis justa del look playero y una linda vista al jardín, en el que se incorporó un jacuzzi en obra, ya que por normativa no se podía construir una piscina. Junto al deck, el espacio quedó genial. No es raro que la lista de espera por venir los fines de semana esté copada, además ya está por inaugurarse el fogón y con la llegada de la primavera y el verano se espera que esta sea una nueva temporada con la casa llena.