Stéphanie Coutas nos lleva a un viaje deslumbrante para vivir la atmósfera parisina y habitar un espacio deleitante por donde se lo mire.. Hablamos de Dress Code Hotel, donde cada rincón narra una historia y todo el hotel un relato articulado de piezas sorprendentes. Una escapada a este lugar siempre habrá valido la pena. REDACCIÓN CASAS. FOTOS: CORTESÍA DRESS CODE HOTEL
Desde la glamurosa puerta entrada, pareciera que estamos frente a una escena de moda parisiana. El código de vestuario, al que hace ilusión el nombre de este hotel, ubicado eb la antigua sede francesa de prêt-á-porter entre el Grands Magasins, St Honoré y Opera, parece sugerir que tiene que ver únicamente con la apertura de los sentidos. Sí, todos los sentidos a punto para disfrutar de esta singular puesta en escena que encontramos a cada paso. El lugar combina maravillosamente con su entorno a través de una suerte de reverencia por la moda y el clásico diseño parisino.
Mostrando también el culro a la alta costura francesa, cada habitación es una obra impregnada de arte que denota equilibrio entre tranquilidady audacia. El estraordinario ojo y apego por los detalles, propios de Stéphanie Coutas, se expresa en la elegancia y funcionalidad, clave en todo hotel. Cada espacio rinde homenaje a la alta costura; cada una de las 33 habitaciones expresa una historia de moda con estética sorprendente. La variedad de diseños temáticos, presente en las habitaciones, va configurandoo un libro que recoren la moda. Los tonos pastel de los años 60, el gris perla y tonos polvorientos, junto a patrones a cuadros similares a un traje clásico y atemporal… la variada gama de Stéphanie en los interiores es tan bien trabajada que trae a cualquier cosmopolita y sofisticado viajero.
Algo que llama la atención es que cada habitación exhibe una llamativo anillo de metal forrado con perchas, una características perfecta para mostrar el guardarropa de vacaciones del invitado. En Dress Code, el lujo es un vehículo para vivir una experiencia únoca, los detalles se adaptan al huésped y ello se aplaude. La fuerza de los detalles se expresa también en las fibras y el mobiliario, que han sido seleccionados por su irresistible comodidad y suavidad.
Desde los cabeceros hasta los paneles decorativos en el baño, Stéphanie Coutas ha combinado de forma extraordinaria detalles visuales como acolchados, patrones de bufanda y otros emparejamiento de estilo únicos para mejorar aún más cada diseño.
La iluminación meece mención aparte. Equilibrada y cuidadosamente seleccionada por la propia diseñadora, el manejo adecuado de la luz recrea un ambiente relajante. Para contrastar la energía del exterior, vibrante y agitada, la diseñadora creó un lobby relajante que invita a un descanso con estilo. Recurriendo a distintos tonos beige y un acabado brillante de mármol claro, el lobby muestra un ambiente audaz y discreto. En un giro inesperado, molduras clásicas y majestuosas, candelabros de cristal y adornos imponentes se mezclan para ofrecer la más caprchosa experiencia a sus huéspedes.
La zona de spa y piscina ha sido diseñada para un escape a la medida, del ajetreo y el bullicio citadinos. El blanco y la nitidez se toman estos espacios exltando pulcritud y delicadeza. Finalmente, todo está en los detalles y también en las grandes ideas. Este hotel es la prueba de que la mejor convivencia se da entre belleza y funcionalidad; espontaneidad y sotisficación y siempre presente la alegría de vivir.