Este no es el diseño usual de un departamento de playa, encendido por los colores marinos. Aquí, la paleta navega por los tonos cappuccino o chocolate ligero, que se toman las paredes y los pisos, los periféricos, para destacar todos los detalles en blanco, que generalmente, en los típicos diseños de playa, suele ser el fondo. Con esta paleta, el ADN marino de la obra evoca el color de la arena cuando está mojada.
El departamento de planta baja se ubica en plena Ruta del Sol, con una disposición de tres dormitorios (uno máster y dos secundarios), un monoambiente que integra sala, comedor y cocinia, y una terraza con vista al mar. Como en todo proyecto de Ricky@VerónicaLuque (@ricky.veronicaluque), la intensión fue plasmar en el interiorismo la personalidad del cliente y sus necesidades. Cada espacio fue diseñado en función de su uso.
En este caso, el lugar le pertenece a un reconocido empresario, coach nacional e internacional, quien buscaba un espacio de descanso y estimulación junto a la naturaleza, la playa. Con este punto de inicio la propuesta fue lograr un feeling playero lejos de lo convencional. Su inspiración: los refugios playeros del noreste de Estados Unidos, donde el aire es primordialmente elegante.
El diseño interior fluye con la puesta en escena de muebles y accesorios (@europaelhangar) de una ola moderna en contraste con lo clásico. Así, en el comedor, por ejemplo, la mesa Tulip de Saarinen, muy century modern, se combina con unas sillas de corte francés clásico contemporáneo, con un acabado de wash de poro abierto en madera de roble francés.
El aparador de retículas clásicas con patas de acero inoxidable, ideales para la playa, exhibe piezas de corte nuevamente clásico, que son las que inyectan y encienden la sofisticación en el espacio. Y por supuesto no pudo faltar la cereza del pastel, una lámpara ultra moderna en un juego de origami y acabado semi mate.
Desde el comedor, se proyecta la fuerza del cuadro principal, una fotografía a gran escala de Pepe Hanze, que imprime el espíritu de la sala, en la que resalta el mismo contraste en blanco y negro, una sinergia atemporal que jamás pasa de moda.
Los diseñadores apostaron por un modular blanco de líneas sencillas, un mueble sumamente práctico sobretodo por su tono, que puede ser lavado fácilmente. También destaca la mesa de centro de diseño primario, un cuadrado de mármol spider con una base de tres esferas, que trata de recrear ese lado mágico de la playa: cuando la arena es capaz de transformarse en perla.
Esta monocromía fue vital para que los diseñadores jugaran con las chispas de color primario en los cuadros más pequeños, y agregar un nuevo elemento a la composición.
Este departamento de playa nos embarca en una aventura lejos de lo convencional, en donde la distinción y el buen gusto no pueden dejar de ser parte de la experiencia de aquietar la mente y entregarse a la relajación a plena orilla del mar.